domingo, 18 de noviembre de 2007

Valores y tendencias que presiden los procesos de

La globalización, en su premisa económica y cultural de hacer una imposición de formas de vida, pensamientos y acción, muestra lo acrítico y amoral que resultan las prácticas de la economía liberal, el “TODO VALE” a cambio de un beneficio, sea este personal, grupal o nacional.

Palabras simbólicas y merecedoras de respeto, ya no lo son. Todo, principios, valores y objetos tienen un valor de cambio, y dependiendo de este, esa es la importancia que le damos.

Por sobre lo político, técnico, cultural y social; se encuentra el libre intercambio comercial.

Como ideología social, tenemos el “pensamiento débil”, en su expresión de tolerancia, pluralidad y relatividad que requiere el respeto a las diferencias y la conciencia de la contingencia histórica de las formulaciones humanas.

Y en el aspecto individual tenemos que decidir, vivir siempre cuestionándonos y analizando nuestras acciones, o por el contrario simplemente vivir. Aunque existe una tercera opción: la conciliación entre ambos.

El individualización muestra la importancia que se tiene en la “elección personal” de una autoridad, por sobre las instituciones y las tradiciones. Le otorga una independencia, la cual en la práctica provoca una secularización tanto religiosa como política. Debilitamiento que de cierta forma el mercado vino a suprimir, puesto que el mercado le conviene la individualización del “cliente”, para la diversificación de la oferta. Por el contrario, un ser autónomo crea controversia y cuestionamiento, no se deja llevar por lo que el mercado le ofrece. No hay que entender que el neoliberalismo propone la individualización como vía de identidad individual, sino que se utiliza como separación, diferenciación y competitividad.

En la actualidad la cultura parece estar al alcance de cualquiera, gracias a su distribución, lo que ha repercutido en una pérdida de esta en la ciudadanía al verse invadida con otras culturas.

Pero el acceso a la información esta repartido de modo desigual, y tampoco la intelectualidad para afrontar la información recibida esta bien distribuida.

Hay 2 aspectos sumamente importantes de rescatar:

  1. la sobreinformación crea desconcertación, no forma pensamiento ni mucho menos enriquecimiento.
  2. la información como formadora de participación política, cultural y profesional, es discriminatoria y excluidora.

Hoy en día lo científico es reflejo de status elevado y poseedor de conocimiento. Existe un “desfile” de convicciones científicas, una tras otra. El deterioro ecológico del planeta refleja las consecuencias de la reflexividad acelerada, se ve el real peligro se toma conciencia.

El desarrollo científico, singularmente, no responde a una necesidad humana, sino que es más independiente, responde más bien a exigencias del libre mercado, lo que en la mente de las personas es visto con desconfianza y desencanto.

Los medios de comunicación como instrumento de la sociedad promueve y hace a la vez aceptable tanto el individualismo como el conformismo social, del que se alimenta de cierta forma las democracias formales que protegen el libre mercad, que el autor asemeja a una “ley de la selva”, donde existimos y ubicamos de acuerdo a nuestras capacidades y esfuerzos.

La identidad personal esta ligada a la competitividad y pro su consumo, que hoy en día es reflejo de lo que somos dentro de la sociedad y de lo que aspiramos ser y con quienes nos relacionamos.

La eficacia de los objetivos previstotes muy importante para el ser humano, pero el problema es que es lo que hacemos para cumplirlos; de la misma forma con que se mide el logro de procesos sociales.

La producción de bienes culturales es visto como otro proceso de producción.

Eficiencia, primordial en el mundo actual, no como el pensar, que es visto como una pérdida de tiempo, por lo tanto ineficiente.

Eficazmente hablando ya ni los resultados son tan importantes, importa más la mentalidad a la productividad.

Las formas actuales de la existencia individual y social es otra característica de la cultura que obstaculiza el desarrollo de la comprensión. La realidad es vista sin su sentido histórico que esta trae.

Dentro de la cultura imperante en la actualidad, lo que más importa es la apariencia, por algo se le conoce como la cultura de la imagen, así como el poder de lo efímero y cambiante, la dictadura del diseño, de las formas, de la sintaxis a costa de la comunicación abierta de significados, ideas, argumentos, discursos.

Encontramos reinante en la actualidad el gran sentido de cambio, lo novedoso y original, como un verdadero valor. Debemos acostumbrarnos constantemente a nuevas situaciones si queremos “sobrevivir” a la realidad del mundo moderno.

Así como se le daba gran importancia a la imagen, consecuentemente a la apariencia también, el cuerpo necesita una gran preocupación para mantenerlo perfecto, asociado íntimamente a la juventud, la que a medida que se ve imposibilitado de alcanzar, logra la insatisfacción del ser.

Los movimientos alternativos se transformaron en una manifestación de la pluralidad y tolerancia que la cultura post moderna dice tener, los que se presentan como una esperanza frente al mundo donde prima la rentabilidad de los movimientos y pensamientos.

1 comentario:

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